Modelo de Comentario de texto por niveles (15)

Esta entrada es la parte 15 de 34 del curso Modelo de comentario de texto por niveles

[NIVEL LÉXICO-SEMÁNTICO]

Podemos pasar al nivel léxico-semántico del comentario analizando los escalones temporales a los que nos remiten los verbos del texto.
Como nos han revelado las formas verbales, desde el punto de vista semántico, el tiempo del poema es un tiempo estancado. Contemplamos el resultado de acciones pretéritas. El presente está yerto, detenido. Sólo
recientemente se ha producido en él agún movimiento que es el señalado por los pretéritos perfectos.

Desde este punto de vista, distinguimos en este poema un ámbito temporal central, que es el presente y dos ámbitos marginales, pasado y futuro.
Llamamos a estos dos últimos “marginales”” o secundarios porque tienen una presencia “débil” en el texto. Todo aquello que se predica en el poema explícitamente, se predica del presente, en tanto que las referencias al pasado y al futuro sólo están implícitas u ocultas.

Al futuro aluden, en cada ocasión, el verbo principal elidido (pido, deseo…) y algunas expresiones como la fe o la luz que ha alboreado. Se trata, en cualquier caso, de un ámbito temporal irreal e indeterminado, sin atributos concretos en el poema; simplemente está detrás de alguna de sus palabras, pero no aparece efectivamente en el texto. Significativamente, la palabra en la que desemboca toda la tensión del poema, alegría, cae dentro de este ámbito irreal, todavía por realizar: sólo es el producto del deseo o la petición del poeta, pero no existe todavía.

Al pasado nos remiten los participios-adjetivos sepultado, inundado, engangrenado y arrastrado. Pero la alusión al pasado está también debilitada porque no aparece por sí mismo en primer plano. En realidad, lo deducimos, está implícito en el modo de hablarnos del presente: el poema nos muestra el presente como resultado de acciones pasadas que, sin embargo, no se enuncian con claridad, no se nos dan a conocer plenamente (no conocemos los agentes de las acciones, como indicábamos más arriba).

Pero, curiosamente, el significado del presente también se convierte en borroso por esta acción, indirecta pero determinante, del pasado y del futuro. Es un presente, en cierto modo, carente de contenido. No sólo porque en él reinen el mal, el dolor, el sinsentido, sino, además, porque, a la postre, queda reducido a simple escenario en el que dirimen su oposición el pasado -del que es producto- y el futuro -al que vuelve los ojos el yo poético.
Estamos, así, ante un presente completamente inerme, incapaz por sí mismo de un sentido pleno: es el presente en el que el hombre no vive en la plenitud de su ser, sino menoscabado por la acción del mal (que proviene del pasado) o soñando con un futuro mejor. El presente está formado por los restos de acciones efectivas que, en el pasado, produjeron esta catástrofe y, últimamente, por el deseo o el sueño de un futuro diferente.
El presente, lo que se nos muestra en el texto, es un “ocurrido” del pasado y un preámbulo del futuro sin conexión lógica con él, pero, por sí mismo, no es nada.

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