CURSO DE COMENTARIO DE TEXTOS DE POESÍA DE LA EDAD DE ORO
Lección 21
12.3.- NIVEL SINTÁCTICO
Las ideas, los temas suelen tener un equilibrada distribución en las estrofas, sin efectos violentos o sorprendentes. La sintaxis también busca ajustarse a la estrofa empleada. Se trata de una sintaxis a menudo intencionada. En dos sentidos. En un sentido general, porque toma una forma sinuosa o compleja para adaptarse a los fines expresivos y recoger todos los matices del tema tratado. En un sentido más concreto, porque suele disponerse de forma que queden resaltados aquellos elementos que interesan al poeta.
Suele ser una sintaxis en general amplia, elegante, ceremoniosa, de elaborado desarrollo lógico. Las frases son más bien largas que cortas, repartidas en varios versos y con incisos y ampliaciones frecuentes. Al llegar al Barroco, estos incisos y ampliaciones se multiplican. En esa época, al mismo tiempo, será más frecuente que esas interrupciones que entrecortan el ritmo sean más cortas.
A veces -artificiosidad que se agravará el Barroco- se exagera el carácter lógico de la sintaxis, hasta el punto de que el poema adopta la forma casi de un silogismo en el que se demuestra un determinado pensamiento, a base de premisas y conclusiones.
En resumen, es una sintaxis poco espontánea, culta (pues intenta emular a la del latín y a veces hasta la del griego), elaborada e intencionadamente expresiva. Será más pausada en el Renacimiento, más nerviosa o violenta en el Barroco.
Ya con Garcilaso queda establecido que la distribución del contenido debe ajustarse al reparto en estrofas. Ello debe darse de un modo armonioso y elegante, equilibrado: racional. Bien entendido que de ninguna manera se trata de encorsetar mecánicamente las frases en los versos y estrofas. Al contrario, lo que se persigue como máximo logro es también en este terreno “la naturalidad”, que la frase se ajuste sin aparente forzamiento al metro que e utiliza. No existen, por tanto, fórmulas rígidas que asignasen, v.gr; un número determinado de versos a una determinada extensión sintáctica. Lejos de ello, se aplica un criterio muy flexible y este es uno de lo secretos del éxito y permanencia de los nuevos versos y estrofas en la literatura castellana.
Los escritores renacentistas -no tanto los barrocos- sentían aún cierto complejo de inferioridad frente a las lenguas clásicas, en especial la lengua madre latina. Tienen siempre presente el proyecto de levantar la lengua romance a la altura de la latina. Por ello no es extraño que hagan repetidos intentos de trasladar al castellano esquemas y procedimientos sintácticos del latín y, en algún caso concreto, también del griego.
Esto es lo que a veces se ha llamado “cultismos sintácticos”. Entre ellos están:
-la imitación del acusativo griego (acusativo de relación o de parte a veces traducible por “en cuanto a” o “por lo que se refiera a” (“desnuda el pecho, anda ella”);
-el ablativo absoluto (“cubierto el recorrido, el policía volvió a comisaría”);
-la reiterada supresión del artículo y, en menor medida, de determinantes tan característica de esta poesía…
También el hipérbaton, es un cultismo sintáctico, y una de sus variantes (que en esta época distinguen como un recurso con distinto nombre): la llamada “transposición“. Esta consiste en separar los elementos de un mismo sintagma -generalmente núcleo y complemento- interponiendo entre ellos otros elementos (Góngora: “Deste, pues, FORMIDABLE de la tierra BOSTEZO”). Se trata, por tanto, en realidad de una variante especialmente violenta del hipérbaton más que de un recurso diferente.
El hipérbaton y las transposiciones, se usan, como se ve, con cierta intención arcaizante y es posible que, a menudo, no tengan otra función en según qué poemas. Por encima d esto, sin embargo, nos encotramos con otras funciones. A veces los aprovecharán con fines métricos, es decir, para disponer de más libertad que en la lengua normal para trastocar el orden sintáctico de modo que se facilite el ajuste de las rimas. Pero, en los mejores casos, tienen por encima de esto, una finalidad expresiva (lógica, afectiva o estética), pues destacan determinados elementos en lugares privilegiados del poema.
La tendencia general del hipérbaton es colocar el verbo al final de la frase, y, en definitiva, anteponer en toda clase de sintagmas (nominal o verbal) los complementos a su núcleo tal como era característico del latín. En cuanto a las transposiciones (más propias del Barroco), las más típicas podrían ser:
-separación respecto al nombre de los determinantes,
-separación del nombre y su adjetivo
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