Soneto III de Luis Carrillo y Sotomayor, Con qué ligeros pasos vas corriendo

Luis Carrillo y Sotomayor, Soneto III

¡Con qué ligeros pasos vas corriendo!
¡oh cómo te me ausentas, tiempo vano!
¡ay, de mi bien, y de mi ser tirano!
¿cómo tu altivo brazo voy siguiendo?

Detenerte pensé, pasaste huyendo, 5
te seguí, y ausentástete liviano,
te gasté a ti en buscarte, ¡oh, inhumano!
Mientras más te busqué, te fui perdiendo.

Ya conozco tu furia, ya humillado,
de tu guadaña pueblo los despojos; 10
¡oh, amargo desengaño no admitido!

Ciego viví, y al fin, desengañado,
hecho Argos de mi mal, con tristes ojos,
huir te veo, y véote perdido.

LOCALIZACIÓN
Luis Carrillo y Sotomayor es un soberbio poeta del Barroco…

Comentario de Mandóme, ¡ay Fabio!, que la amase Flora

Francisco de Quevedeo, soneto CCXIII

Amor que, sin detenerse en el efecto sensitivo, pasa al intelectual

Mandóme, ¡ay Fabio!, que la amase Flora
y que no la quisiese; y mi cuidado,
obediente y confuso y mancillado,
sin desearla, su belleza adora.

Lo que el humano afecto siente y llora, 5
goza el entendimiento, amartelado
del espíritu eterno, encarcelado
en el claustro mortal que le atesora.

Amar es conocer virtud ardiente;
querer es voluntad interesada, 10
grosera y descortés caducamente.

El cuerpo es tierra, y lo será, y fue nada;
de Dios procede a eternidad la mente:
eterno amante soy de eterna amada.

LOCALIZACIÓN
Nació en Madrid, el…

Comentario de: Yo sé que ver y oír a un triste enfada

Soneto 19, de El rayo que no cesa

Yo sé que ver y oír a un triste enfada
cuando se viene y va de la alegría
como un mar meridiano a una bahía,
a una región esquiva y desolada.

5-Lo que he sufrido y nada todo es nada
para lo que me queda todavía
que sufrir, el rigor de esta agonía
de andar de este cuchillo a aquella espada.

Me callaré, me apartaré si puedo
10-con mi constante pena, instante, plena,
a donde ni has de oírme ni he de verte.

Me voy, me voy, me voy, pero me quedo,
pero me voy, desierto y sin arena:
adiós, amor, adiós, hasta la…

En crespa tempestad del oro undoso

Francisco de Quevedo, soneto
Afectos varios de su corazón,
fluctuando en las ondas de los cabellos de Lisi

En crespa tempestad del oro undoso
nada golfos de luz ardiente y pura
mi corazón, sediento de hermosura,
si el cabello deslazas generoso.

5-Leandro en mar de fuego proceloso,
su amor ostenta, su vivir apura;
Ícaro en senda de oro mal segura
arde sus alas por morir glorioso.

Con pretensión de fénix, encencidas
10- sus esperanzas, que difuntas lloro,
intenta que su muerte engendre vidas.

Avaro y rico, y pobre en el tesoro,
el castigo y la hambre imita a Midas,
Tántalo en fugitiva fuente de oro.

I-ETAPA EXTERNA (Descripción externa del texto)

SITUACIÓN DEL TEXTO EN SU MARCO Y…

A un olmo seco de Antonio Machado

 

cvx
A UN OLMO SECO

Al olmo viejo, hendido por el rayo 11A
y en su mitad podrido, 7b
con las lluvias de abril y el sol de mayo. 11 A
algunas hojas nuevas le han salido. 11B
¡El olmo centenario en la colina 11 C
que lame el Duero! Un musgo amarillento11 C
le mancha la corteza blanquecina 11C
al tronco carcomido y polvoriento. 11 D
No será, cual los álamos cantores 11 E
que guardan el caminojy la ribera. 11F
habitado de pardos ruiseñores. 11E
Ejército de hormigas en hilera 11 F
va…