Comentario de Mandóme, ¡ay Fabio!, que la amase Flora
Francisco de Quevedeo, soneto CCXIII
Amor que, sin detenerse en el efecto sensitivo, pasa al intelectual
Mandóme, ¡ay Fabio!, que la amase Flora
y que no la quisiese; y mi cuidado,
obediente y confuso y mancillado,
sin desearla, su belleza adora.
Lo que el humano afecto siente y llora, 5
goza el entendimiento, amartelado
del espíritu eterno, encarcelado
en el claustro mortal que le atesora.
Amar es conocer virtud ardiente;
querer es voluntad interesada, 10
grosera y descortés caducamente.
El cuerpo es tierra, y lo será, y fue nada;
de Dios procede a eternidad la mente:
eterno amante soy de eterna amada.
LOCALIZACIÓN
Nació en Madrid, el…