Comentario de un fragmento de la ÉGLOGA I de Garcilaso

Garcilaso de la Vega fragmento de la Égloga I

Cual suele el ruiseñor con triste canto
quejarse, entre las hojas escondido,
del duro labrador que cautamente
5-le despojó su caro y dulce nido
de los tiernos hijuelos entretanto
que del amado ramo estaba ausente,
y aquel dolor que siente,
con diferencia tanta
10-por la dulce garganta
despide que a su canto el aire suena,
y la callada noche no refrena
su lamentable oficio y sus querellas,
trayendo de su pena
15-el cielo por testigo y las estrellas:
desta manera suelto yo la rienda
a mi dolor y ansí me quejo en vano
de la dureza de la muerte airada;
ella en mi corazón metió la mano
20-y d’allí me llevó mi dulce prenda,
que aquel era su nido y su morada.
¡Ay, muerte arrebatada,
por ti m’estoy quejando
al cielo y enojando
25-con importuno llanto al mundo todo!
El desigual dolor no sufre modo;
no me podrán quitar el dolorido
sentir si ya del todo
primero no me quitan el sentido.

LOCALIZACIÓN:

Es un fragmento de une égloga de Garcilso de la Vega.(Toledo, 1501?-Niza, 1536) Poeta castellano. Perteneciente a una noble familia castellana, participó ya desde muy joven en las intrigas políticas de Castilla. En 1510 ingresó en la corte del emperador Carlos I y tomó parte en numerosas batallas militares y políticas. Participó en la expedixción a Rodas (1522) junto con Boscán y en 1523 fue nombrado caballero de Santiago. En 1530 se desplazó con Carlos I a Bolonia, donde éste fue coronado. Permaneció allí un año, hasta que, debido a una cuestión personal mantenida en secreto, fue desterrado a la isla de Schut, en el Danubio, y después a Nápoles, donde residió a partir de entonces. Herido de muerte en combate, durante el asalto de la fortaleza de Muy, en Provenza, fue trasladado a Niza, donde murió. Su escasa obra conservada, escrita entre 1526 y 1535, fue publicada póstumamente junto con la de Boscán, en Barcelona, bajo el título de Las obras de Boscán con algunas de Garcilaso de la Vega (1543), libro que inauguró el Renacimiento literario en las letras hispánicas. Sin embargo, es probable que antes hubiera escrito poesía de corte tradicional, y que fuese ya un poeta conocido. Garcilaso se sumó rápidamente a la propuesta de su amigo Juan Boscán de adaptar el endecasílabo italiano a la métrica castellana, tarea que llevó a cabo con mejores resultados, puesto que adoptó un castellano más apto para la acentuación italiana y la expresión de los nuevos contenidos poéticos, de tono neoplatónico, propios de la poética italiana renacentista. Muchas de sus composiciones reflejan la pasión de Garcilaso por la dama portuguesa Isabel Freyre, a quien el poeta conoció en la corte en 1526 y cuya muerte, en 1533, le afectó profundamente. Los 40 sonetos y las 3 églogas que escribió se mueven dentro del dilema entre la pasión y la razón que caracteriza la poesía petrarquista y en ellos el autor recurre, como el mismo Petrarca, al paisaje natural como correlato de sus sentimientos,. Escribió también cinco canciones, dos elegías, una elegía a Boscán y tres odas latinas, inspiradas en la poesía horaciana y virgiliana.

MÉTRICA

Por lo que se refiere a la metrica, como toda la composición, este segmento está escrito en dos estancias, es decir, series indefinidas
de versos de siete y de 11 sílabas, combinados a gusto del poeta, con rima consonante, con la condición de que todas las estrofas (o “estancias”) en las que divida su poema, deben tener el mismo esquema métrico.

ANÁLISIS DEL CONTENIDO: ARGUMENTO TEMA Y ESTRUCTURA

Argumento
En este pasaje de la égloga I, vemos cómo Nemoroso se queja de la muerte de su amada Elisa.
En efecto, la égloga primera suele interpretarse como una especie de biografía sentimental poetizada de Garcilaso, en concreto, de su relación con Isabel Freyre, musa de algunas de sus principales obras, aunque, contra lo que a veces se cree, no fue la única mujer a la que le dedicó sus poemas. Dudar, sin embargo de la sinceridad del dolor que aquí canta Garcilaso, es ignorar la esencia de la poesía de los siglos de oro basada en el concepto de imitación “creadora”. Por más que Garcilaso adopte el disfraz convencional de pastor que corresponde al género bucólico, es evidente que ha logrado fijar en la perfección de estos versos un dolor auténtico.
Garcilaso de la Vega se desdobla en dos personajes: en el primero, Salicio, enamorado de Galatea, encarna el despecho del enamorado que asedia a su amada y es primero rechazado y luego ve cómo se casa con otro; en el segundo, Nemoroso, se expresa el trágico dolor producido por su muerte.
Mediante un proceso de idealización, el poeta ha transformado la realidad, tal como tuvo lugar (Isabel Freyre lo rechazó, se casó con otro y murió dos años después), en una creación de arte que eterniza los sucesos y los salva de su destrucción. El sentimiento se va purificando y espiritualizando progresivamente hasta culminar, al final de esta Égloga, en la melancólica y (neoplatónica) esperanza con que sueña Nemoroso el amor eterno en el cielo. El poeta afirma su fe en una última realidad ideal, en un cielo poético por donde ella camina y en el que él espera acompañarla eternamente, a salvo para siempre de todo lo caduco.
En este fragmento que comentamos, Garcilaso establece una alegoría entre un ruiseñor que hubiera perdido su nido con sus polluelos a manos de un desalmado pastor y la muerte que le ha arrebatado Elisa a Nemoroso.
Más precisamente, compara el poeta el canto del ruiseñor ante su tragedia absurda y el del propio poeta ante la suya. No olvidemos que el ruiseñor era un símbolo convencional del poeta en la poesía de los Siglos de Oro. En La alegoría que establece el poeta dos hechos monstruosos, dos aberraciones, han perturbado la armonía de la naturaleza.
El canto del ruiseñor, como el del poeta, intentan lástimosamente recomponer la armonía de la naturaleza transformando el dolor en trágica belleza. La lucha del hombre contra sus limitaciones, la infelicidad que lo arroja del mundo armonioso que simboliza la naturaleza idealizada se concretan en la sublimación del dolor en poesía, en búsqueda valerosa de la belleza que, asumida como esencia de la lucha por la dignidad humana, se convierte en el refugio y en la identidad del hombre frente a su destino trágico.

Tema
La poesía como expresión eterna del dolor amoroso.

Estructura
El poemas fluyen con naturalidad en tres apartados.
Primer apartado. Hasta el verso 21, inclusive. Aquí se desarrolla la comparación alegórica entre el ruiseñor y el poeta. Tiene una construcción sintética: hasta el final no vemos cuál es el sentido de la equiparación entre las circunstancias de uno y otro.
Segundo apartado. Lo formarían los cuatro versos siguientes. Podríamos decir que es el clímax del fragmento. El poeta dirige una amarga imprecación a la muerte.
El tercer apartado comprende los cuatro últimos versos y sería anticlimático, aunque en él se hallan los versos más intensos y más recordados de este pasaje. El poeta, con la poesía, se aferra al dolor hasta la muerte o hasta perder la razón: hasta dejar de ser él mismo. El arte es la expresión de la determinación del poeta de reafirmarse en su condición humana asumiendo en ella de modo irrenunciable el dolor.
(Continuará…)

11 comentarios en «Comentario de un fragmento de la ÉGLOGA I de Garcilaso»

  1. ¡hola!
    ¿podrias publicar la continuacion? la necesito para un examen de lengua el lunes de la semana que viene. por favor…

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